sábado, 17 de abril de 2010

El deporte también ayuda...


Pedro García Aguado trabaja actualmente como asesor y consultor especializado en diferentes áreas relacionadas con la enfermedad de adicción. Ofrece conferencias para prevenir sobre las consecuencias del uso del alcohol y otras drogas. Ofrece también conferencias sobre motivación, espíritu de superación y liderazgo en los equipos de trabajo, en empresas, comparte su experiencia en colegios, institutos, para que los jóvenes adquieran conciencia de riesgo. Imparte seminarios en asociaciones de madres y padres para dotar de herramientas y ayudar a los padres a como tratar este tema de las drogas, haciendo hincapié en la eficacia de la educación en valores y en la inteligencia emocional como mejores elementos de prevención. Colabora en programas de televisión para la concienciación y el cambio de hábitos en las personas, hacia tipos de vida más saludables. Colabora en temas de consultoría para hoteles.
Pedro García Aguado (TOTO), autor de “Mañana lo dejo”, ha sido uno de los mejores deportistas que ha dado el waterpolo español. Campeón Olímpico en Atlanta 96, campeón del mundo en Perth 98 y 565 veces internacional con la selección nacional absoluta y reconocido como mejor jugador de la liga española de waterpolo en el año 2001. No obstante, entre su larga trayectoria como deportista profesional se esconde la cara oculta de un deportista que al mismo tiempo que estaba compitiendo al más alto nivel, estaba inmerso en el mundo de las drogas, el alcohol y las fiestas nocturnas. A los 12 años, Pedro se inició en el mundo del waterpolo y al cumplir los 17 se fue, junto a su amigo del alma, Jesús Rollán, a Barcelona. El Club Natació Catalunya les hizo la primera oferta de su carrera por mediación del seleccionador nacional de entonces, Toni Esteller. Dijo en el club que en Madrid había dos juveniles que prometían y que se debían ir a Barcelona. El motivo era que allí no podían llegar más alto porque no había liga de más categoría.Fue entonces, en Barcelona, con 17 años y viviendo en una residencia, sin nadie que lo controlara, cuando Pedro se desmadró por completo. Ese vivir sin límites lo volcó en los entrenos, esforzándose al máximo, pero también con las fiestas, el alcohol y las drogas. Desde entonces, hasta los 35 años, la vida de Pedro fue una mezcla entre éxitos y fracasos. Fue exitosa porque llegó al más alto nivel cómo deportista, pero fracasó cómo persona al introducirse, cada vez más, en el mundo de las drogas. Su adicción llegó a tal punto que tuvo que abandonar su carrera como deportista para ingresar en una clínica de desintoxicación. Años más tarde, podemos ver a un Pedro totalmente nuevo, recuperado de su adicción y con ganas e ilusión de disfrutar de sus hijas, de su familia, de emprender una nueva etapa cómo terapeuta, de ser capaz de plasmar su vida en ese libro y de vivir sin ser Toto, el que lo ganó todo y tuvo tanto éxito, para simplemente ser Pedro García.
Como podemos ver no todos los deportistas triunfan en todo, en su deporte, con su familia, con sus vicios... Pero Pedro es todo un ejemplo de superación al conseguir dejar el "feo" mundo en el que se metio. Hay periodistas que ponen al equipo en el que participaba como uno de los principales causantes de su adicción sobre todo a las fiestas, porque como es justo toda victoria hay que celebrarla, sobre todo si son tan importantes como las de nuestro jugador Toto. Este gusto por ir dando fiestas a cada partido ganado terminó en su caso por ir festejando cada día de su vida a grandes escalas. Pero no debemos confundirnos, porque en un deporte de equipo se lleve una vida conjunta con el resto de los compañeros a causa del gran número de horas que pasas con ellos, que ya se hacen como tu famiía, por esto no hay que culparles de nada. Este equipo (familia) fue uno de los mayores pilares que consiguieron dar una vida limpia a Pedro.

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